Como ya comenté en el último post, harta de que el típico currículo no me ayudara a encontrar un empleo, decidí cambiar de estrategia y me decanté por una tarjeta de visita. Luego esta idea se complementó con un currículo-web, cuya dirección iría en la tarjeta que posteriormente cambiaría por una página web donde incluir, además de mi currículo, un blog.
Si bien la tarjeta fue la primera idea y la que tardé menos de un minuto en diseñar, a la larga ha sido la más difícil de definir ya que ningún diseño parecía adecuado. Aquí os dejo el boceto original que todavía guardo.
Más tarde llegó la hora de ponerse manos a la obra pidiendo consejo a familiares y amigos: los colores fueron cambiando y nos decidimos por azul, verde agua y blanco. La tecnología utilizada fue PhotoShop.
El diseño… eso fue mucho mas complicado. La idea original era en vez de una foto, como la de un currículo, era la de una cara difuminada y con una interrogación, posteriormente se desechó y me aconsejaron mi foto pero también gano fuerza la de poner la silueta de una mujer de negocios.
En cuanto a la descripción estaba claro: sería mi titulación y por el reverso pondríamos los datos de contacto. Como quería que llamara la atención, que llamara a la gente a leerla detenidamente, poner en el anverso solo la titulación era muy soso, por lo que decidí insertarle un bocadillo, en 3D que quedaba mejor, en el que me presentaba al futuro poseedor de la tarjeta.
Otro aspecto importante era que en el caso de que callera en manos de alguien que no necesitara contratar a alguien como yo que la pasara a otra persona que si, así que se decidió poner en el reverso la siguiente frase: “ Si no me necesitas, ¡no pasa nada! ¡Siempre podrás dar esta tarjeta a alguien que la necesite!”
¡Y así fue como llegamos del boceto a la tarjeta original que espero que esté recorriendo toda España!